Dana

- No es fácil conseguir a un detective competente.

- Lo sé, señora.

- ¿Cómo sé que no eres un pendejo?

- Si lo termino por ser, simplemente no me paga.

- De acuerdo, adelante.

El problema era que su esposo actuaba de manera sospechosa desde hacía algunos meses. Ella quería pruebas para pedir el divorcio y quedarse la mayor parte de los bienes de su marido y olvidarse de él de una buena vez.

“Creo que se pone mi ropa interior y de ahí se va a bares o puteros, no sé, me ha dado miedo seguirlo.”

Él detective se quedó en silencio un momento y luego respondió: para eso estoy yo. Vuelva después del fin de semana, no actúe sospechosa con su esposo.

Días después Dana volvió al despacho del detective. Él tenía unas fotos listas para mostrarle.

- No le va a gustar esto, le dijo.

- Estoy lista, respondió,

- Honestamente no lo creo, pero aquí están.

En las fotos no salía el marido. Solo aparecía ella.