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belenmoy

Tere




Deambula por el caserón herencia de un matrimonio descompuesto pero breve debido a la muerte prematura. Sube y baja escalones como si lo necesitara para poder respirar. Estando hasta arriba de la casa que no es su hogar siente la necesidad de estar hasta abajo; y estando allí, se siente incómoda.


Se sienta en varios de los sillones o sillas, no encuentra reposo. Ni en el diván donde a veces toma siestas puede descansar. Siempre sueña con su gato de la infancia y despierta cubierta de lágrimas secas y tristeza.


La hora de la comida es la peor. Le sirven comida que le sabe a nada y que sus doctores le obligan a ingerir. Siempre con la vista pegada en la ventana por si un día los sirvientes se distraen y logra brincar. Pero ya ni siquiera cree tener la energía para eso. Ahora mira la ventana como esperando a que algo nuevo ingrese, mas nunca lo hace.


La casa es fría por las tardes porque se encuentra detrás de un monte. Aunque oscurezca hasta a las 8, para ella es de noche desde las 6. Sin nada que hacer sale a dar un paseo aunque los médicos le recomienden lo contrario. Su deseo es que un animal feroz llegue por ella. Pero ahí ya no existen lobos y el río se ha secado.


Se pasea descalza por los jardines perfectos que ella no cuida para ver si sus pies se entierran y echan raíz. Preferiría ser una mala hierba que seguir andando. A lo lejos no hay esperanza.


Cuando se acuesta reza por no volver del estupor. Sin embargo la vida es cruel y le da un día más.

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