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belenmoy

Isabella


El vestido de los Siete Cuervos.


La dependienta insistía en que se probara el vestido rojo, pero ella tomó el rosa, el flechazo fue instantáneo y es que así pasa con la ropa. Es o no es.


Isabella es de esas que siempre se ve bien, mujer de ojos grandes y un pelo naranja brillante que ilumina hasta en la noche. Sabe de moda, sabe de cámaras y la moda y las cámaras, saben de ella. Y es que la moda, es más que la ropa que se usa y lo que se articula en ella misma como un dispositivo disciplinario en términos foucaultianos, ya que en ella se ejercen diferentes relaciones de poder presentes en todos los ámbitos de la sociedad. La ropa nos hace o nos deshace.


Tocó el vestido de tul color palo de rosa de la bolsa y fascinada jugaba con los olanes. En su imaginación y con los ojos cerrados, siete cuervos se posaban sobre el mismo y la ayudaban a volar. A salir de ahí, a ver de lejos todo lo que parecía estar cerca, a acercarse a lo lejano también y jugar con el viento. Sonreía y sabía que ese vestido solo podría verse bien en alguien como ella.


Abrió los ojos y le dijo a la dependienta,

“¿Dónde están los probadores? Quiero probarme estos pantalones.” Y tomó los primeros que encontró a su izquierda.

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